jueves, 7 de febrero de 2013

UN DÍA CUALQUIERA




    Juan está sentado en la barra,  desde hace ya dos años es la única distracción que tiene. Hoy viene de sellar la tarjeta del paro, llega con  la desesperación  de saber que no sirve para nada. Se siente impotente, él, al que nunca le ha faltado el trabajo desde que empezara con 16 años en una obra llevando ladrillos, él que hasta hace dos años ganaba 3000 y 4000 euros por mes pero claro siempre en negro ( como era lo normal) y  que ahora se ve abocado a vivir con  900 euros que serán 400 el mes que viene.

     Ha hecho ya tres cursos del INEM, a los que llega conduciendo su AudiA6, y del que ahora no puede pagar ni la gasolina que consume, pero claro quién lo vende  si no te dan mas que cuatro duros y menos mal que Mary Carmen, su mujer, tiene trabajo por que sino. Cuantas veces  le dijo que lo dejara,que levantarse a las 5 de la mañana para ganar 400 euros limpiando portales no compensaba, menos mal que no le hizo caso...

      Ha entrado Agustín en el bar, Agustín el triunfador, al que nunca le faltaba el último modelo de móvil, el coche  de alta gama y los mejores trajes todo pagado por la empresa., por no hablar de sus maravillosas vacaciones en Tailandia con Dolores, cenando en los mejores restaurantes y tomándose esos Gin-tonics en los locales de moda.

      Hoy viene cabizbajo, su empresa, una empresa líder en su sector le ha comunicado que en Brasil hace falta gente con su experiencia, que a Brasil o 20 días por año,  y encima agradecido  pues se llevan la producción  a Sao paulo, que en Europa es cara y que no sale rentable pagar 900 euros a 100 trabajadores cuando allí les pueden dar 450.

      José se ha dado cuenta  que Agustín está mal, lleva 30 años tras la barra de su Bar, el  “ Casa Pepe”, y conoce  bien a sus clientes, a los pocos que quedan ya, atrás quedaron los tiempos en que eran tres atendiendo por que no daban a basto, con las comidas a los obreros de las tres fases en que constaba la promoción de viviendas de tres calles mas allá y por la tarde al terminar el turno sus cervecitas de rigor. Buenos tiempos aquellos en los que incluso se permitió esa reforma del Bar tan ansiada, en la que amplió la cocina y cambió todas las mesas por unas que su hijo le dijo eran de diseño...Ay si llego yo a saber esto de que, piensa no si razón José. 

       Hoy José mira a la barra, son las tres de la tarde, y allí solo está Juan, Agustín y él mismo mirando las noticias, unas noticias que hablan  de que un tipo ha estado repartiendo sobres repletos de dinero a sus amigotes y de que el yerno del Rey no es tan bueno como nos hacían creer. Puta crisis, y encima nos toman por tontos

Luis Fernández Bayón.

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